"Callarse y hacer silencio parecen expresiones
idénticas y sin embargo, entre medio, cabe un abismo sideral.
Callarse: morderse la lengua, sentir el propio veneno,
evadirse, hundirse en la medianía, optar por la complicidad en vez de la
fragilidad o la valentía.
Hacer silencio: esperar, mirar alrededor, pensar, rumiar,
imaginar, sentir que ya vendrán las palabras a hacerse presentes.
Callarse: creer que el mundo es así, que la vida es así, que
ya vendrá la muerte por propia naturaleza.
Hacer silencio: creer que el lenguaje, aún en medio de tanta
banalidad, guarda un secreto quizá sagrado.
Yo no me callo, a veces hago silencio.
Hago silencio para escuchar, para intentar comprender, para
que otros –no yo- derramen su infinito veneno o su alocada pasión.
Callarse es parte del olvido.
El silencio es la voz que vendrá."
Carlos Skliar
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