¿Quién fue Juana Azurduy y por qué fue una heroína
popular?
Te contamos la historia de la mujer que dejó todo por la
revolución independentista, perdiendo a su familia y combatiendo contra el
imperio español en los últimos años del Virreinato del Río de la Plata
Juana Azurduy nació el 12 de julio de 1780 en Toroca, una
población ubicada en el norte de Potosí perteneciente al Virreinato del Río de
la Plata (actualmente Bolivia). Hija de Eulalia Bermúdez, una “chola” o mestiza
proveniente de Chuquisaca, y de Mate ías Azurduy, un hacendado de raza blanca
de buena posición económica y tierras en la región, Juana aprendió el oficio de
las tareas de campo por acompañar a su padre mientras trabajaba, y de esta
forma entró en contacto con los pobladores originarios de su tierra,
aprendiendo así el idioma quichua y el aymara. Sin embargo, quedó huérfana
siendo joven y debió completar su crianza entre sus tíos y conventos.
A los 25 años, 1805, se casó con Miguel Asencio Padilla, un
estudiante de derecho que era hijo de unos vecinos y amigo de la familia.
Tuvieron cinco hijos: Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa.
En 1809, luego de que estallara la revolución
independentista de Chuquisaca, un 25 de mayo, tanto Juana como su esposo se
unieron a los ejércitos populares y ayudaron a destituir al gobernador y a
formar una junta de gobierno que duraría hasta 1810, cuando las tropas
realistas vencieron a los revolucionarios.
A partir de ese entonces, a través de una organización
conocida como "Los Leales", el matrimonio combatió contra imperio español
destacándose especialmente Juana por su valentía y su capacidad de mando, hecho
que le valió nombramiento de teniente coronel, en el verano de 1816, y la
entrega simbólica de un sable por las tropas enviadas desde Buenos Aires con
objetivo de liberar el Alto Perú.
Ese mismo año, ya embarazada de su quinto hijo, Juana sufrió
una herida en la batalla de la Laguna, y al intentar rescatarla, Miguel Asencio
Padilla murió en combate. Su cuerpo fue colgado por los realistas y luego de
dar a luz, la soldada se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que
operaba en el norte del Alto Perú defendiendo en seis ocasiones las invasiones
realistas.
Muerte y reivindicación
Años después, tras caer el último reducto realista del ex virreinato
del Río de la Plata en el Alto Perú, el 1 de abril de 1825, Simón Bolívar la
ascendió a coronel y le otorgó una pensión que recibió durante cinco años.
Luego de la proclamación de la independencia de Bolivia, la coronela intentó
recuperar sus tierras, sin lograrlo, y murió en la miseria el 25 de mayo de
1862, a los 81 años en la provincia argentina de Jujuy. Fue enterrada en una
fosa común.
Cien años más tarde, sus restos fueron exhumados y
trasladados a un mausoleo construido en en la ciudad de Sucre, Bolivia, y en
2009 fue ascendida a Generala del Ejército argentino y mariscal de la república
boliviana.
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