viernes, 11 de julio de 2014

¡Escalofriante! Tercer grado se anima con Heinrich Hoffmann

Der Struwwelpeter (Pedro Melenas)
Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas con 15 láminas coloreadas para niños de 3 a 6 años
por el Dr. Heinrich Hoffmann
Prólogo
El niño Jesús del cielo
premia a los niños modelo,
y si se comen la sopa
sin ensuciarse la ropa,
si se entretienen solitos
sin molestar con sus gritos
y caminan, claro está,
de la mano de mamá,
les trae al fin, muy dichoso,
un álbum maravilloso.
Pedro Melenas
¡Aquí está, nenes y nenas,
éste es Pedro Melenas!
Por no cortarse las uñas
le crecieron diez pezuñas,
y hace más de un año entero
que no ha visto al peluquero.
¡Qué vergüenza! ¡Qué horroroso!
¡Qué niño más cochambroso!

La tristísima historia de las cerillas
Los papás de Paulinita
la dejan sola en casita.
La niña corre, jugando
con su muñeca y cantando,
hasta que —¡Oh maravillas!—
ve una caja de cerillas.
"¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
dice, al verla, Paulinita:
"Voy a probar a encender
como mamá suele hacer".
Y Minta y Maula, las gatas,
levantan, tristes, las patas:
"¡Tu papá te lo ha prohibido!",
le dicen, con un maullido:
"¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Te quemarás! ¡Déjalo…!"
Paulinita desatiende
el buen consejo y enciende,
como se ve en la figura,
la cerilla —¡ay, qué locura!—
mientras salta de contento
sin descansar un momento.
Y Minta y Maula, las gatas,
levantan, tristes, las patas:
"¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
le dicen, con un maullido:
"¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Te quemarás! ¡Dejaló…!"

Las llamas —¡ay!— han prendido
en la manga, en el vestido,
la falda, la cabellera…
se quema la niña entera.
Minta y Maula, al contemplarla,
gimen a dúo: "¡Salvadla!
¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Corriendo!
¡La pobre niña está ardiendo!
¡Miau, mio! ¡Miau, mio!
¡Paulinita se quemó!"
La niña —¡qué gran tristeza!—
ardió de pies a cabeza.
Quedaron los zapatitos,
cenizas y dos lacitos.
Minta y Maula, frente a frente,
lloran muy amargamente:
"¡Pobres papás! ¡Miau, mio!
¿Dónde estarán? ¿Dónde? ¿Do?"
Y derraman, tristemente,
de lágrimas un torrente.

La historia del Chupadedos
"¡Conrado!", dice mamá:
"Salgo un rato, estate acá;
sé bueno, juicioso y pío,
hasta que vuelva, hijo mío,
y no te chupes el dedo
porque entonces —¡ay, qué miedo!—
vendrá a buscarte, pillastre,
con las tijeras el sastre,
y te cortará —tris, tras!—
los pulgares, ya verás".
Sale doña Berta y ¡zas!
¡Chupa que te chuparás…!



Se abre la puerta y de un salto,
entra en la casa, al asalto,
el terrible sastre aquél
que venía en busca de él.
Con la afilada tijera
le corta los dedos —¡fuera!—
y deja al pobre Conrado,
llorando desconsolado.
Cuando vuelve doña Berta,
lo encuentra, triste, en la puerta.
¡Sin pulgares se quedó,
el sastre se los cortó!

(*) A esta traducción de Mark Twain se puede acceder por Internet:www.fln.vcu.edu/struwwel/twpete.html .
Bibliografía consultada
  • Hoffmann, Heinrich. Der Struwwelpeter polyglott. Traducción al español de Víctor Canicio. Germany, dtv Deutscher Taschenbuch Verlag, 1984.
  • Hürlimann, Bettina. "El doctor Heinrich Hoffmann". En:Tres siglos de literatura infantil europea. Traducción de Mariano Orta Manzano. Barcelona, Editorial Juventud, 1982.
  • Las ilustraciones fueron extraidas del libro Pedro Guedellas (Der Struwwelpeter), de Heinrich Hoffmann (Ourense, Ediciones Linteo, 2001).


fuente: revista Imaginaria


Der Struwwelpeter (Pedro Melenas) (1845)

En el año 1844 el joven doctor alemán Heinrich Hoffmann (1809-1894), después de buscar en vano en las librerías de Frankfurt en vísperas de Navidad, un libro ilustrado que le pareciera interesante para su hijo de cuatro años, decidió comprar un cuaderno escolar y se puso a escribir unas historias que ilustró con sus propios dibujos. El texto comenzaba con "La historia del malvado Federico", en cambio la presentación de "Der Struwwelpeter" —traducido al castellano como "Pedro Melenas", personaje que daría posteriormente nombre al libro—, en el manuscrito figuraba al final. Löning, un conocido del autor, publicó por primera vez el libro en una edición de 1.500 ejemplares en 1845. El propio Hoffmann cuidó personalmente que la impresión de los dibujos no alterara en lo más mínimo los colores y el estilo original. Lo que no quería era que se deslizara en las páginas nada del estilo artificioso y dulzón tan característico de los libros infantiles que se publicaban en el momento y que él había rechazado en su búsqueda de un libro para su hijo. Los 1.500 ejemplares fueron vendidos en un mes, y a esta primera siguieron infinidad de ediciones y traducciones a múltiples idiomas; siendo para destacar que el propio Mark Twain fue el responsable de una de las traducciones de Der Struwwelpeter al inglés. (*)
El libro del doctor Hoffmann pertenece a una tradición de literatura destinada a los niños del tipo instructiva o aleccionadora, en auge durante el momento de su producción. Se trata de un conjunto de historias rimadas destinadas a advertir sobre las consecuencias negativas de actuaciones infantiles fuera de la norma de conducta considerada correcta en la época.
En esta sección ofrecemos el prólogo y tres de las historias: "Pedro Melenas"; "La tristísima historia de las cerillas" y "La historia del Chupadedos". El libro se completa con siete narraciones más: "La historia del malvado Federico"; "La historia de los niños negros"; "La historia del fiero cazador"; La historia de Gaspar Sopas"; "La historia de Felipe revueltas"; La historia de Juan Babieca" y La historia de Roberto Volador".

1 comentario:

Barberán Zangaro dijo...

Saludos a todos los miembros de la comunidad educativa.