jueves, 16 de octubre de 2008

El diablo en la botella II


Como comentamos en el post El diablo en la botella, los alumnos de 5to B continuaron trabajando en subgrupos y en esta oportunidad comparten con nosotros textos periodísticos basándose en el libro de Robert Louis Stevenson (1850 - 1894):



INFIERNO POR UNA BOTELLA
Un hombre de 95 años murió para salvar la vida de un joven
Carlos es el nombre del hombre que murió para salvar la vida de un joven llamado Keawe. Los peritos forenses aseguraron el 7 de agosto que él se quiso quitar la vida para no sufrir más de su enfermedad y salvar al joven que poseía una extraña botella.
Desde la muerte de Carlos no se sabe nada más acerca de la botella. Según testigos, Keawe visita cada día la tumba para agradecer que él no muriera y pueda vivir con su novia.




HOMBRE MUERTO POR CAUSA DE UNA BOTELLA
Los testigos dicen que de la botella salió el diablo y mucho fuego
En Hawai murió un hombre por una botella de la cual, según los testigos había salido el diablo.
La policía encontró en la espalda del hombre un tatuaje con la imagen de una serpiente. La botella quedó en la comisaría del lugar.


NIÑO MUERTO POR CAUSA DESCONOCIDA
Los vecinos dicen que el chico fue atacado por algo extraño que salió de la botella
El chico se llamaba Tomás, tenía 3 años y murió el sábado 6 de septiembre. Dicen los padres que fueron de picnic y que Tomás quería ir a jugar con la pelota y sus autitos, entonces se fue solo sin que sus padres se enteraran. Allí el nene encontró una botella tirada en el suelo y pensó que tenía agua, pero según el relato “estaba el diablo adentro”. El niño se encontró muerto en el suelo sin ninguna lastimadura, sólo tenía una figura del diablo marcada en color rojo en la mano.


INSÓLITA MUERTE EN TAHITÍ
Un anciano muere en forma insólita al poseer una botella mágica
Un joven adquirió una botella en la que vivía el diablo. Esa botella concedía todos los deseos a quien la tuviera en su poder; pero debía venderla antes de morir a un menor precio, ya que si no lo hacía se iría directamente al infierno.
El joven al ver que le sucedían cosas malas se la vendió a un anciano que vivía en la calle. El anciano no creyó en la historia que le contó el joven y se quedó con la botella. Días después el anciano apareció muerto con un tridente clavado en su pecho.

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